La actual Iglesia de Sant Pere de les Puel·les, una de las grandes olvidadas de Barcelona, Formaba parte del antiguo Monasterio Femenino fundado por el Conde Sunyer y la Condesa Riquida, durante la primera mitad del siglo X y consagrado, según consta en el cata de consagración que se conserva en el actual monasterio, en el año 945 por el obispo de Barcelona Wilara.
El convento benedictino fue edificado sobre otra construcción anterior, del siglo IX, dedicado a San Saturnino, Obispo de Tolosa de Languedoc(Francia). De estas construcciones quedan algunos restos del atrio, en la zona más cercana a la actual capilla del Santisimo.
Inicialmente estaba situado fuera de antigua muralla romana, hasta que Jaime I mando construir las nuevas murallas de la ciudad a medidos del S.XIII(donde hoy se abren las actuales rondas), quedando entonces dentro del recinto de la ciudad adosada al Baluarte de San Pedro, donde el 11 de septiembre de 1714 caería herido el "Conseller en Cap" Rafael de Casanova.
La Iglesia en su forma original era un edificio de plante de cruz griega formado por cuatro cuerpos rectangulares iguales, que convergían en un espacio central, de planta cuadrada. Este espacio estaba definido por cuatro grandes arcos, ligeramente peraltados, soportados por columnas monolíticas y cuerto con una cúpula, de base octogonal, sobre trompas, mientras que los brazos de la cruz estaban cubiertos con bóvedas de cañón, de perfil semicircular.
En el ángulo noreste de la iglesia se situó un cuerpo de edificio, de planta cuadrada, encajado entre los brazos norte y este de la cruz que forman las naves, cubierto con una bóveda por arista, que Puig i Cadafalch ya consideró que podrían corresponder, con toda probabilidad, al atrio de la iglesia de San Saturnino.
La iglesia de San Pedro se sitúa en el contexto de la arquitectura catalana de finales del s.X y principios del s.XI, dentro de la órbita de una tradición postcarolíngia.
En el interior del tempo se conservan a cada lado del portal de entrada a la Capilla del Santisimo unos relieves con una cruz patente de los brazos de cada una de las cuales cuelgan las letras alfa y omega, en una de ellas en orden invertido. Ambos relieves se encontraban, reaprovechados, en el campanario del s.XII, conocido como "la torre dels ocells", de donde fueron recuperados al ser desmontado por la obras de restauración. Las piezas son de difícil filiación estilísticas, si bien podemos atribuirlas a la época visigótica o prerrománica.
El momento de máximo esplendor se sitúa sobre el S.XIII, cuando el cenobio consta de varias propiedades tanto en Barcelona como fuera de la ciudad. En esa época se limito el número de miembros a 50 para poder garantizar su subsistencia.
En los siglos XVI y XVII el monasterio entra en decadencia, al enfrentarse a las autoridades eclesiásticas en cuanto a la clausura, llegando a excomuniones y a un intento de asesinato.
Durante el siglo XIX la comunidad de religiosas se vio forzada repetidamente a abandonar el convento, siendo ocupado por las fuerzas francesas de ocupación en 1808, una década más tarde fue transformado en prisión obligando a las religiosas a marcharse, siendo devuelto y vuelto a expropiarlo, por el decreto de amortización religiosa de Mendizabal, en 1835, volviendo a cumplir la función de prisión durante 22 años más.
El momento de máximo esplendor se sitúa sobre el S.XIII, cuando el cenobio consta de varias propiedades tanto en Barcelona como fuera de la ciudad. En esa época se limito el número de miembros a 50 para poder garantizar su subsistencia.
En los siglos XVI y XVII el monasterio entra en decadencia, al enfrentarse a las autoridades eclesiásticas en cuanto a la clausura, llegando a excomuniones y a un intento de asesinato.
Durante el siglo XIX la comunidad de religiosas se vio forzada repetidamente a abandonar el convento, siendo ocupado por las fuerzas francesas de ocupación en 1808, una década más tarde fue transformado en prisión obligando a las religiosas a marcharse, siendo devuelto y vuelto a expropiarlo, por el decreto de amortización religiosa de Mendizabal, en 1835, volviendo a cumplir la función de prisión durante 22 años más.
En 1879 se inauguró el nuevo monasterio benedictino en la entonces población de Sarriá, desde 1921 barrio de barcelona, y allí continuó la comunidad religiosa en el número 55 de la calle Anglí.
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