Definición: Corredor que intervenía en los contratos de compraventa de productos de importación y exportación (granos, maíz, pescado, cera, tejidos, etc) en la negociación de letras de cambio y en la contratación de seguros marítimos, en el peritage de tejidos, de naves y de mercaderías.
Soy Joan Cerdà, corredor d'orella
En la Llotja del Mar actuaban corredores de oreja, precursores de los agentes de negocios, representantes o los corredores de bolsa de hoy en día. Tenían por patrona a Mare de Déu de l’Esperança, a la cual confiaban toda la suerte de su trabajo. El calificativo de este oficio se consideraba un poco extraño y entendible ya que prácticamente se les debía confiar su buen trabajo a su buena oreja, es decir a escuchar conversaciónes de los mercaderes para saber lo que deseaban vender y localizar a quien estuviera interesado en comprar con el objetivo de actuar de mediador.
La gente decía que embarcaban pero ellos se quedaban en tierra, que vivían del dinero de los otros y que ganaban sin tener que arriesgar su propio dinero sino el de otros. Ellos en cambio objetaban que con su ingenio y sus palabras hacían ricos a los otros y ellos morían pobres. Se tenía a los judíos como los mejores corredores de oreja y fue este uno de los pocos oficios que se les permitía ejercer a los conversos, pero el Consejo de Comercio temía que invadiesen todo el mercado y el comercio y limitan entonces al número máximo de corredores ex-judíos, mientras que todos los otros debían ser cristianos de naturaleza.
Cada año el Consejo hacía clavar en la puerta de la Llotja una inscripción donde figuraban los nombres de los corredores corruptos, que habían participado en estafa, fraudulentos o que habían sido decretados en suspensión de pago. Así los comerciantes estaban advertidos de con quién no podían hacer negocios y a quien había que denunciar si se le veía en pleno acto ilícito
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